Todos somos conscientes del modo en que la llegada de una Edad Oscura durante determinados siglos de la historia humana representó un claro freno al progreso e, incluso, un importante retroceso en el desarrollo del ser humano.
Esos siglos, en lo que se llamaron los Años oscuros de la Edad Media (aproximadamente entre el 476 y el año 1000), definieron, citando la Wikipedia, un «período caracterizado no sólo por la falta de literatura en latín, sino también la falta de historia escrita contemporánea, la decadencia demográfica general, y la limitada actividad constructiva y cultural (que se pone de manifiesto, por ejemplo, en el empobrecimiento de la tecnología, como se ve en el caso de la cerámica)».
Afortunadamente, el tiempo pasó y, como sociedad, recuperamos el interés por la cultura y la tecnología, empezó a surgir una preocupación por la ciencia y, ya en el siglo XV apareció en Europa Occidental el Renacimiento que sirvió de puente entre la Edad Media y la Edad Moderna en la que, nuevamente citando la Wikipedia, «triunfan los valores de la modernidad (el progreso, la comunicación, la razón)».
Todo esto parece algo muy alejado tanto en el tiempo como, incluso, curiosamente, en el espacio (aunque no debemos olvidar que se trata de un fenómeno ocurrido en nuestras mismas sociedades y que no tuvo su equivalente en otras sociedades de la época). Pero, ¿y si no fuese así? ¿Y si fuese posible que todo el desarrollo, avance y progreso que las tecnologías de la información y de la comunicación están propiciando nos estuviese dirigiendo, precisamente, a una nueva Edad Oscura pero, en este caso, digital?
No hace mucho, hemos sabido que incluso personalidades tan conocidas, y de gran autoridad al respecto, como es el caso de Vinton Cerf (reconocido como uno de los padres de Internet y vicepresidente de Google) alertaban de este peligro e informaban de la enorme posibilidad de que, si no hacemos algo al respecto, se convierta en una realidad.
Vinton Cerf comentaba que el hombre actual, convencido de las bondades del formato digital, ya no imprime documentos sino que los almacena en formato electrónico, no envía cartas sino e-mails, no imprime las fotos que obtiene con sus flamantes cámaras digitales, no almacena discos y opta, en su lugar, por disponer de los temas musicales en algún reproductor o en un servicio de almacenamiento en la nube o, incluso, acceder mediante «streaming» a este tipo de contenidos, etc.
Pero, ¿y si todo esto desapareciese algún día? ¿Qué ocurriría si, por ejemplo, los datos almacenados en algún soporte o dispositivo desapareciese por degradación del mismo (un disco magnético, por ejemplo, almacena su contenido sin pérdidas durante sólo 5-10 años) o, algo más habitual, desapareciese la aplicación que se utilizó para generar dicho contenido (¿quién, que lleve cierto tiempo utilizando la informática en su trabajo, no tiene algún documento de texto creado con una herramienta ya no existente y para la cual carece de conversor?) o el lector físico necesario para poder acceder a ese contenido (¿cuántos disquetes de 8″, 5¼» o 3½» no pueden leerse ya que los nuevos equipos no cuentan con el lector adecuado?). Y eso tan sólo en unas pocos años de utilización de estas herramientas.
Si los que llevamos cierto tiempo en este mundillo de la informática y la tecnología ya hemos vivido la tragedia que conlleva perder el contenido de algún disco duro o disquete a lo largo de los años, ¿qué puede representar este problema si lo ampliamos a escala global? ¿Y si nuestra confianza en la omnipresente y bondadosa Internet y, sobre todo la web, se viese amenazada ante la desaparición de algún contenido por desaparición de la organización que lo creó o, simplemente, por que esa organización ha decidido que no le interesa mantenerlo o, incluso, decide modificarlo y sustituirlo por otro más acorde con el momento?
Afortunadamente hay personas y organizaciones que se han concienciado de este problema y, aunque no garantizan que esta situación sea algo imposible, sí que trabajan esforzándose por tratar de conseguirlo y que, en caso de que finalmente se produzca, sus consecuencias sean mínimas.
Este es el tema de nuestro próximo TEDxGranViaSalon que hemos titulado, como era de esperar, ¿Edad Oscura Digital? Lo celebraremos el próximo 9 de abril de 2015, nada más finalizar la Semana Santa, a las 18:00 h. y lo haremos en uno de los espacios habituales para nosotros: Telefónica Flagship Store, en Gran Vía 28, de Madrid.
Como es característico de nuestros TEDxSalon comenzaremos proyectando algunos vídeos procedentes de otros eventos TED o TEDx relacionados con la temática para, a continuación, disfrutar de una charla TEDxTalk exclusiva que, en este caso, vendrá de la mano de una de estas personas que llevan bastantes años consciente de esta problemática y luchando al respecto para tratar de evitar que se produzca.
Nuestra ponente (y moderadora del debate con que concluiremos la jornada) será Mar Pérez Morillo que, ya en 2009, comenzó a ocuparse del archivo de la web española en la Biblioteca Nacional de España, y que representa a la misma en el Consejo Directivo del Consorcio Internacional para la Preservación de Internet (International Internet Preservation Consortium, IIPC).
La asistencia, como siempre es habitual en TEDxGranVia, es gratuita, pero necesitamos que os inscribáis previamente. Podéis acceder a la información sobre la jornada, y acceder al formulario de inscripción, en la siguiente dirección:
http://tedxgranvia.com/2015-04-09-tedxgranviasalon-edad-oscura-digital/
Ven a conocer qué se está haciendo al respecto, que hay de realidad y de alarmismo en esta problemática. Participa en el debate que mantendremos en el mismo. Descubre como, también en este aspecto, las tecnologías tienen un lado oscuro aunque haya momentos del que no seamos conscientes. Reflexiona, con todos nosotros, en una jornada que estamos convencidos será apasionante.