Tradicionalmente, en esos tiempos ya casi prediluvianos cuando Internet era el reducto de unos cuantos incondicionales y la Web (WWW) acababa de nacer, se solía comentar una viñeta cómica de New Yorker que, en 1993, bromeaba mostrando un perro que comentaba a otro: «On the Internet, nobody knows you’re a dog«, es decir, «En Internet, nadie sabe que eres un perro». La referencia era clara: la presencia de un medio que virtualizaba las distancias, el género de los participantes, la edad, etc. hacía previsible un mundo en el que los estereotipos, los prejuicios, etc. desapareciesen (o, al menos, fuesen menos relevantes) y, además, permitiría que cada persona pudiese actuar con total privacidad y anonimato.
Unos años más tarde (en 2015, esto es, hace sólo unos meses), esa misma publicación mostraba una nueva viñeta que, en cierta medida, actualizaba esa otra ya clásica. En ella, lo que comenta ese mismo perro, junto a un humano sentado frente al ordenador, es: «Remember when, on the Internet, nobody knew who you were?«, es decir, «¿Recuerdas cuando, en Internet, nadie sabía quién eras?».
¿Qué ha sucedido en estos años? (tampoco tantos). ¿Cómo es posible que lo que se vislumbraba como un ideal de meritocracia, ausencia de prejuicios, privacidad, etc. se haya convertido en lo que algunos intentan comentarnos?
Quizás una de las razones proceda del momento en que el gobierno de los Estados Unidos anuncia (hacia la mitad de la década de los 90) que va a retirar progresivamente las subvenciones que mantenían la infraestructura de Internet y que, los interesados en «colonizar» este nuevo territorio deberán encontrar, por sus propios medios, los recursos para mantener esta infraestructura.
Pero, ¿hay algo más?, ¿se ha generado la situación actual como consecuencia exclusiva de los esfuerzos de los nuevos delincuentes, tratando de estafar, engañar y mentir a los usuarios poco precavidos, o de los comerciantes, tratando de elaborar perfiles sociodemográficos cada vez más detallados?
Hace poco más de un año, Edward Snowden apareció (virtual, pues lo hizo a través de un «bot» que controlaba desde su refugio secreto en Rusia, y sorpresivamente, pues no estaba anunciado en el programa de la jornada) en el escenario de TED2014 en Vancouver.
En una excelente entrevista, titulada «Here’s how we take back the Internet» («Así recuperamos Internet«) realizada por el curator de TED, Chris Anderson, y en la que también participó el creador de la World Wide Web, Tim Berners-Lee, nos muestra como aquellos que en principio podríamos suponer que están ahí para protegernos y velar por nuestros intereses y por nuestros derechos, son los primeros que también están interesados en acceder a estos datos privados y a interceptar las comunicaciones, descrifrar nuestros mensajes, identificarnos de manera individualizada, etc.
Sea como sea, la consecuencia es que unos 20 años después del descubrimiento de Internet por la mayoría de la población, el panorama que se nos muestra no es tan idílico como se nos contaba sino que, sin intentar ser fatalista, presenta muchas más «aristas» de las que en principio podíamos suponer, y no sólo como resultado de los esfuerzos de aquellos que tradicionalmente se han situado fuera de las normas y leyes, es decir, los delincuentes (que asumíamos actualizarían sus modos de operación a las posibilidades que los nuevos medios ofrecían) sino, también, por otros muchos actores (editores, comerciantes, publicistas, gobiernos, etc.) que han descubierto las virtudes y ventajas que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han ofrecido.
En 2015 la presencia de virus, troyanos, etc. (lo que tradicionalmente se dio en denominar «malware«) es sólo uno de los aspectos por los que debemos preocuparos los ciudadanos, en general, y los usuarios de las redes de comunicación, en particular. Varias son las preguntas que podemos hacernos:
- ¿Es posible utilizar Internet sin dejar un rastro, un «sendero de migas», que permita a los interesados descubrir quiénes somos realmente?
- ¿Existe alguna posibilidad de mantener el anonimato real en el uso de Internet? Y, si no es así, ¿qué nivel de privacidad o confidencialidad sería el que deberíamos tratar de conseguir o, incluso, exigir?
- ¿Hay algún motivo (la delincuencia, la amenaza del terrorismo, la tranquilidad social, etc.), que justifique la renuncia a estos derechos por parte de los ciudadanos (aún más cuando ninguno de estos ciudadanos ha sido consultado al respecto)?
Como vemos, un panorama complejo (y, como muchos dirían, poliédrico e, incluso fractal) que define el objetivo de nuestro próximo TEDxGranViaSalon que hemos titulado «Privacidad y seguridad en la Red» (aunque somos conscientes de que el título no consigue ser tan amplio como nos hubiera gustado). Para reflexionar al respecto, contaremos con la participación de Vicente Díaz como ponente y moderador de la jornada.
Vicente es ingeniero informático por la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y, como buen apasionado de la tecnología, ha completado su formación con diferentes cursos y certificaciones en seguridad. También tiene un Máster en Inteligencia Artificial por la UPC. Dentro de Kaspersky Lab, Vicente trabaja como analista de seguridad en el GREAT (Global Research & Analyst Team), analizando nuevas amenazas y códigos maliciosos, especializándose en Threat Intelligence y Big Data analysis.
Será en sólo unos días, el próximo miércoles 6 de mayo de 2015 a las 18:00 h. y, como suele ser habitual en nuestros TEDxGranViaSalon, nos reuniremos en Telefónica Flagship Store, en c/ Gran Vía 28, de Madrid. Comenzaremos con un par de vídeos relacionados con el tema tras los cuales daremos paso a la charla TEDxTalk de Vicente Díaz y al debate que él mismo moderará entre todos los asistentes.
La asistencia, como siempre, es totalmente gratuita, pero necesitamos que os inscribáis previamente, Toda la información sobre la jornada, y el acceso al formulario de inscripción, lo tenéis disponible en:
http://tedxgranvia.com/2015-05-06-tedxgranviasalon-privacidad-y-seguridad-en-la-red/
¿Es tan negativa la situación como algunos intentan mostrárnosla? ¿Qué hay de verdad y qué de sensacionalismo? ¿De qué opciones disponemos los ciudadanos ante esta situación? Únete a nosotros en una reflexión colectiva sobre el modo en que el futuro se ha hecho presente.